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Si ve hombres montados a caballo,
en burros o en camellos,
y marchando en dos columnas,
que dé la voz de alarma».

El vigilante le gritó a Isaías:

«Señor, he permanecido en mi puesto;
día y noche he vigilado el horizonte.
¡Veo venir carros de guerra
y hombres montados a caballo!»

Entonces alguien gritó:

«¡Babilonia ha sido destruida!
Todas las estatuas de sus dioses
están hechas pedazos,
tendidas por el suelo».

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